Actualmente es frecuente escuchar la palabra tejido conectivo o fascia, sabemos que existe, que está dentro de nosotros, que lo podemos estimular o trabajar … pero, ¿qué es y dónde está exactamente?
Podemos decir que el tejido conectivo es una fuerza que nos da estructura, nos sostiene, protege y da forma. Es nuestra matriz que determina la forma de nuestro organismo, desde la estructura global hasta los pequeños detalles arquitectónicos de sus partes. No sólo se contrae y expande, sino también conduce energía y señales eléctricas o información, y regula el funcionamiento de todas nuestras células.

Si el tejido conectivo es quien nos estructura entonces lo encontramos en todo el cuerpo, alrededor, entre y dentro de todos los tejidos, hasta en el cerebro y el sistema nervioso central. Constituye el material de envoltorio y aislamiento de las estructuras profundas del cuerpo. Pero no es igual en todos lados, sino que va variando en forma, densidad, espesor y función. Es así como el tejido conectivo forma hueso, cartílago, articulaciones, tendones, músculos y órganos.
Y… ¿de qué está hecho?
– Células: Fibroblastos (su forma más común); Osteoblastos (huesos); Condroblastos (cartílago).
– Sustancias básicas (gelatinosas o acuosas): atraen el agua y mantienen hidratados a los tejidos. Un ejemplo es el ácido hialurónico.
– Fibras: Colágeno; Elastina; Reticular.
¿Por qué nos interesa trabajar este tejido?
– Estimula la creación de colágeno, elastina y las células que hidratan nuestros tejidos y articulaciones. Mantiene los tejidos hidratados, nuestra piel con apariencia joven, nuestros ligamentos más gruesos, fuertes y con un adecuado rango de movimiento.
– Estimula la producción de cartílago y hueso, ayudando a reducir la degeneración de los tejidos y el riesgo de osteoporosis.
– Permite que las células se comuniquen, intercambien nutrientes y eliminen toxinas. Al haber mayor hidratación en los tejidos las toxinas podrán fluir fuera con mayor facilidad.
– Sirve como caminos de energía, permite que la energía fluya de manera libre del cerebro a los órganos y en todas las direcciones (meridianos), nutriendolos.
– Se reducen las adhesiones en los tejidos que restringen el movimiento entre las superficies deslizantes de nuestros músculos.
– Previene o reduce contracturas, donde los ligamentos y tendones se acortan y limitan la movilidad de la articulación.
– Investigaciones en el campo de la oncología han detectado que el tejido conectivo juega un rol importante en el progreso y conducta del cáncer. Cuando el tejido se encuentra suave y suelto el cáncer actuará de manera menos agresiva y las fibras de colágeno tipo 3 serán utilizadas por el sistema inmune como mapas o guías para llegar hasta el cáncer y combatirlo. En una situación contraria, cuando el tejido se encuentra fibrótico debido a un exceso de colágeno tipo 1, el cáncer será protegido por el mismo tejido conectivo de nuestro propio sistema inmune y el cáncer se volverá más agresivo.
Una de las mejores maneras de trabajar nuestro tejido conectivo es con el yoga, especialmente en su cualidad más yin…. Y sobre este estilo de yoga hablaremos en un siguiente post.